Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Las Narraciones de Morfeo
8 -Frankenstein

8 -Frankenstein 3w5k1x

19/5/2025 · 09:38
0
3
Las Narraciones de Morfeo

Descripción de 8 -Frankenstein 702p4g

Morfeo nos trae un nuevo clásico, Frankenstein, de Mary Shelley pero con un toque diferente. Un nuevo capítulo con una nueva libre adaptación para deleite de nuestros oyentes. Vuestros comentarios siempre son bienvenidos. Morfeo espera que disfrutéis de este nuevo audio. ¿Te atreves a escucharlo? 2vg6k

Lee el podcast de 8 -Frankenstein

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Ven, viajero, acércate y relájate. Escucha mis narraciones mientras esperas tu turno para subirte a la barca que te llevará en tu último viaje. Toma asiento y disfruta.

Por cierto, mi nombre es Morfeo. Abre bien tus oídos y déjate envolver con el velo del sueño.

Hoy escucharemos Frankenstein, una libre adaptación de la novela de Mary Shelley. El hielo se extendía hasta donde alcanzaba la vista, una inmensidad blanca y mortal que amenazaba con engullirlo. Victor Frankenstein apenas podía sentir sus extremidades, su aliento un espectro en el aire helado. La criatura lo seguía. No importaba cuánto huyera, cuánto deseara que el hielo lo tragara primero. Aquel ser, nacido de su arrogancia, avanzaba incansable con un propósito que no podía comprender.

Pero el tormento de Victor no comenzó en aquellos paramos helados. No, su maldición se gestó en la húmeda pelumbra de los cementerios, donde en noches sin luna, con el corazón acelerado y las manos temblorosas hurtaba fragmentos de cadáveres recientes. La podredumbre y la muerte eran su materia prima, sus herramientas de creación. Si los hombres podían dar vida a través del amor y la carne, ¿por qué no podía yo hacerlo con el ingenio y la ciencia? Se repetía mientras cosía y ensamblaba las piezas con la obsesión de un dios impío.

Su laboratorio, una catedral de sombras y fulgores espectrales, fue testigo del momento en que un relámpago rasgó el cielo, y la chispa de la vida recorrió aquella aberración de carne muerta. Un estremecimiento recorrió su espina dorsal cuando los ojos de la criatura se abrieron. No eran ojos humanos, eran espejos de un abismo desconocido, de una inteligencia primigenia y ajena a este mundo. Víctor huyó, su mente atrapada entre el éxtasis y el horror.

Creyó haber dejado atrás a su creación, pero la criatura caminaba entre los hombres, aprendiendo, observando. Sus intentos de acercarse a la humanidad fueron recibidas con gritos y odio. En su soledad, encontró a una niña jugando junto a un río. Con inocencia, la alzó en sus enormes brazos, maravillado por su risa. Pero cuando la dejó caer en el agua, como si fuera una flor en un lago, la niña no flotó. La risa se convirtió en silencio, y el monstruo comprendió, con un escalofrío de desesperación, que su propia existencia estaba maldita.

Desde entonces, su odio creció. El horror de Víctor se entornó desesperación cuando la criatura lo encontró, y le habló con voz grave y solemne. «Creador, me diste vida, pero no amor.

Estoy condenado a la soledad. Hazme una compañera, alguien como yo, para que no deba vagar eternamente solo entre los hombres que me odian». El monstruo le exigía un nuevo ser, una Eva, para su Adán profano. Y Víctor, consumido por la culpa, aceptó. Durante meses, trabajó en su nuevo experimento.

Reunió restos de cuerpos, cosió y moldeó la carne con la misma precisión enferma con la que había dado vida a su primera creación. Pero entonces, una noche, mientras contemplaba aquel ser inacabado, el horror se apoderó de su mente. ¿Qué pasaría si esta nueva criatura era aún más terrible que la primera? ¿Y si despreciaba a su compañero y lo abandonaba? ¿Y si juntos engendraban una progenie de monstruos que destruiría a la humanidad? En un arrebato de pánico, destruyó su obra con sus propias manos, desgarrando la carne, quebrando los huesos, esparciendo el horror sobre su mesa de trabajo.

Un rugido inhumano rasgó la noche. La criatura había estado observando desde las sombras, y ahora su furia era incontenible. Me has traicionado, Creador. Si yo no puedo conocer la felicidad, juro que tú tampoco lo harás. Víctor sintió un escalofrío cuando el monstruo se desvaneció en la oscuridad, su amenaza pendiendo sobre él como una sentencia ineludible.

Poco después, comenzaron los asesinatos. Su amigo Henry Clerval fue el primero.

Comentarios de 8 -Frankenstein 7e4q

A
Te recomendamos
Ir a Arte y literatura