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¿Qué tal Virginia? ¿Cómo estás? Muy buenas Monti. Otra vez aquí, un día más para hablar de temas de cuarentonas. Esa palabra que se ha dicho últimamente con un poquito de rente íntimo, últimamente, cuando igual deben de crecer los últimos 200 años. Y que queremos resignificar, nos queremos reapropiar y queremos ser viejas. Sí, por... Sí, hoy tenemos un capítulo que es viejas más viejas que nunca, más reivindicativas que nunca, porque hoy nos vamos a centrar en qué supone, qué ha supuesto y qué está suponiendo el proceso de envejecimiento.

A mí me llamó la atención, porque esta ginecóloga de la que hablo siempre, que me recomendó una serie de bibliografías para aproximarme a la menopausia con mucho tiempo, con mucha calma y muy bien formada, me recomendó un libro que se llama Yo vieja. Y pensé, o sea, qué buen título y qué manera de dejar las cosas claras. Clarísimas, no deja lugar a dudas. No, porque autoidentificarse como vieja, decir yo vieja, es una declaración potente. Entonces no lo he leído todavía, pero busqué una reseña y me llamó la atención que decía, ser vieja es una etapa más, como ser niño o como ser adulto, y sin embargo ninguna de las otras tiene un sentido peyorativo. Ya, es fuerte.

Entonces hay que como desnegativizar la palabra vieja y por tanto el envejecimiento, porque parece que últimamente a la gente lo peor que le puede pasar es ser vieja, ¿no? Es increíble, sobre todo además que este concepto de lo negativo asociado a la vejez es una cosa bastante reciente. Quiero decir, hasta antes de ayer eran las abuelas, las viejas, la vieja de la tribu, la sabiduría. En qué momento esto se da la vuelta y los referentes empiezan a ser niñatos de veintipocos años que tú dices, es que tú no sabes nada de la vida, cariño, ¿qué me vas a contar tú de la vida? Es que claro, cuando tú vas, yo vuelvo, yo vengo de aquí. Y es curioso porque claro, no se sabe qué hacer con este tema, porque yo me acuerdo que tú y yo empezamos como a intimar más.

Fíjate, hablando precisamente de estas cosas raras que haces, que tú de repente estás un día en tu casa haciéndote tu skin care, pasándote un rodillo de jade por la cara, diciendo, ¿qué pretendo con esto? ¿Qué estoy haciendo? Nos conocimos por internet, que es que claro, internet nos puede dar grandes regalos y yo en algún momento, no sé por qué, claro empezamos, empezó también porque los algoritmos saben latín y griego, empezaron a bombardearnos con el yoga facial, el rodillo de jade, entonces nosotras ahí, un día tú te ves efectivamente, tú te ves delante del espejo pasándote un rodillo, que tú en qué momento has pensado que eso tiene algún impacto sobre tu piel, es que no se entiende.

Movimientos ascendentes. Ascendente, no sea que si te lo haces para abajo se te cae la cara. Bueno cariño, es que eso no funciona así.

Y yo de repente decía, esto es muy indigno, no voy a dejar esto. Skin care sí, yo soy una gran defensora del skin care, porque no sólo por los beneficios que tiene de cuidarse la piel, yo soy una persona con la piel atópica, alergia al sol, que o me cuido la piel o la tengo como una cartera de cuero, sino por ese momento de intimidad contigo misma, de autocuidado, el skin care como placer.

Para mí tiene que pasar como mucho por ahí, porque ahora por lo visto hay como una cosa muy loca, que me acabo de enterar, como que hay una obsesión, que ahora hay niños de 9 años, que es como, perdón, hola, bueno, y eso perdona.

¿Qué haces tú hidratándote la piel con 12 años cariño? O sea, te va a dar una sobredosis de colágeno, es imposible que te tengan que ingresar para quitarte colágeno.

Claro, como el James Button, de repente efectivamente tienes 13 años.

Lo que no puede ser es que te vas a derretir, te vas a convertir en agua, o sea que a lo mejor eres una medusa.

Muchísimo agua.

O sea, es una locura y esto realmente toca con este tema, con esta viejofobia constante, con este pánico a envejecer, que es como llevar la negación de la muerte que vivimos tan fuerte, es como llevarla al extremo.

Es como, no pasa nada, tú siempre joven. Mira, para empezar, el periodo más largo de nuestra vida va a ser desde ahora hasta que nos muramos.

Es decir, la niñez es corta, la juventud es corta, o sea, más nos vale amigarnos con esto porque lo que nos toca ahora es la madurez y vamos todo tiki tiki tiki tiki lo que vivamos. Es una etapa larguísima.

Y el colágeno se está yendo, el colágeno está diciendo ya chai.

Y por cierto, claro que es muy interesante porque la gente está comiendo suplementos de colágeno como locos y yo he leído que tomar colágeno esperando que vaya a tu piel es como comer pelo esperando que te salga por la cadena.

Sí, esto si hay alguien morcido habrá que preguntarle a Ana, pero efectivamente que es nuestra científica de cabecera, pero efectivamente parece ser que no sirve. O sea, estamos tomando una cantidad de cosas, el otro día no sé quién leía, efectivamente yo la cantidad de vitamina C que tomo al día