Samuel Sarphati, médico eterno en Ámsterdam 1f6p3b

Biografías y sus pasajes. Con Luis Martínez Valle. Hoy en nuestro podcast de biografías y sus pasajes. La figura de Samuel Sarfati. Alguien que en el siglo XIX dejó tal huella en Amsterdam que hoy en día todavía se le recuerda en muchísimos rincones de la ciudad. Alguien realmente importante. Alguien que debería estar en mejor lugar de la historia y que no lo olvidemos cuando alguien hace tanto esfuerzo por los demás.

Tiene que estar presente. Hay que decir que en 1813, el año en que nace Samuel, Holanda estaba realmente machacada, en bancarrota, saqueada. Los ses habían pasado por allí arrasando. Cuando por fin parece que se van, da la sensación de que quizá el país pueda dar un impulso hacia adelante. En 1814 es coronado rey el Guillermo I y quizá venga un poco de fuerza por esta parte. Pero no fue así.

La situación que había tras aquella dominación sa era muy grave.

Amsterdam era una ciudad realmente devorada, marchita. Los canales, sus famosos canales estaban llenos de basura que olía como no había forma de respirar en la ciudad. Excrementos, basuras... toda la ciudad estaba machacada. Muchísimas casas estaban en ruinas o con graves desperfectos. Y aunque parecía que en Europa la fuerza económica pues estaba dando pasos hacia adelante, parecía que para Amsterdam y para toda la zona no había esa luz a la que agarrarse.

La pobreza era increíble. Había tal cantidad de pobres con hombres, mujeres, niños... con lo mínimo para vivir. No lo tenían ni siquiera día a día. Se desataron epidemias de cólera, de escarlatina... Todo esto es lo que poblaba las calles de Amsterdam. La pobreza, los excrementos, la suciedad y las enfermedades. Y es verdad que Samuel Sarfati creció en aquella ciudad y vio durante su juventud todas las miserias que había.

Ciertamente, sus padres Emmanuel, que era comisario de tabaco, y Reina Mufasafia, que era su madre, no eran millonarios, no eran ricos, pero digamos que podían pasar su día a día bastante bien. Formaban parte de la comunidad y no eran pobres. Eran personas que más o menos pues llevaban su vida adelante.

La palabra hebrea Sarfati, por cierto, significa en francés más o menos que el nombre se refiere a peregraciones, peregrinaciones de los antepasados de su familia por ese país, algo así. El caso es que Emmanuel y Reina consiguen darle una buena educación a su hijo Samuel. Con la ayuda de amigos y familiares que tenían más dinero, todos reman a favor de que Samuel consiga estudiar medicina.

También estudió farmacología y de hecho fue tan aplicado que ganó varios premios.

En junio de 1839 obtuvo su doctorado en Leiden. Tuvo una tesis en latín sobre dos problemas médicos y ésta se conserva en la Biblioteca de los Archivos de la ciudad de Amsterdam. Está dedicada a sus parentibus optimis carissimis, sus queridos padres. Es el viernes 10, el sábado 11 de enero de 1840, cuando se anuncia en la Esnogue, la sinagoga portuguesa, que el puesto de médico para la comunidad sefardí está vacante. Sarfati fue el único que se postuló al puesto y fue aceptado. Tuvo un salario de 250 florines anuales.