Reptilianos 685y4p

Muy buenas a todos, y bienvenidos a la Arcadia.

Hoy os traigo una pequeña incursión al mundo de la conspiración o conspiranoia.

Ese mundo que abarca tantas teorías, algunas más creíbles que otras, y que trata de temas tan dispares como la llegada del hombre a la luna, la conspiración farmacéutica, los atentados de falsa bandera o los chemtrails.

Temas todos muy polémicos y que aún seguro tendrán su lugar en la Arcadia.

Tu podcast.

Como iba diciendo, el mundo de la conspiración, que en los últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial al abrigo de Internet, lo cual no es necesariamente bueno, es un mundo sin fin que puede llegar a abarcar prácticamente todos los aspectos de la vida, y que por lo normal es tomado como refugio de frikis y de locos, pero que de tanto en tanto nos ofrece sorpresas mayúculas, como la noticia de no hace muchos años que confirmaba la presencia de agua líquida en Marte, que investigadores, digamos no oficialistas, como jldemundodesconocido.es venían anunciando hace años, simplemente analizando fotografías facilitadas por la propia NASA, y que de golpe y porrazo, si se me permite la expresión, reciben la aprobación o la confirmación por parte de medios oficiales, tan inesperada como bien aceptada.

Otras veces, sin embargo, estas teorías reciben el espaldarazo de alguien respetado, alguna persona determinada, como Eric Frattini, prestigioso escritor y experto en servicios secretos, que no hace mucho, publicó un interesante libro donde presentaba dudas más que razonables sobre si realmente Adolf Hitler se suicidó en el búnker de Berlín en el año 45, que de repente, situado como noticia de primera fila, para el gran público, una historia a la que seguro muchos de nosotros veníamos investigando y siguiendo la pista en foros y publicaciones de las que tanto nos gustan.

Bueno, pues este mundo, ese maravilloso mundo tiene, en mi humilde opinión, una reina de las conspiraciones, habida cuenta de que su existencia tendría implicaciones, entre otros aspectos, en el origen de la humanidad, la existencia de vida inteligente de forma tanto intra como extraterrestre, o confirmaría la existencia del tristemente famoso Nuevo Orden Mundial.

Esa conspiración apasionante de la que vamos a intentar sintetizar aquí sus aspectos más interesantes no es otra que la conspiración reptiliana o reptiloide.

En síntesis, y antes de entrar a detallar los pequeños matices que cambian de la historia según quien la cuente, la conspiración reptiliana nos habla de que, operando en la sombra y desde el origen de la humanidad, origen del que podría haber sido partícipe, una raza de seres reptiloides antropomorfos sería la que dominaría secretamente el mundo, y nos utilizaría a convenir como sus esclavos y animales de granja.

Inquietante cuanto menos, ¿no? Es indudable que los seres reptiles han tenido una importancia crucial en la historia humana como animal simbólico.

No en vano, la primera religión de la que se tiene constancia hasta la fecha, situada hace unos 70.000 años, fue localizada en Botsuana, y el animal al que se adoraba no era otro que una imponente serpiente tallada en una roca de grandes dimensiones.

Quizás, viviendo de una antigua cultura madre comuna, esta de Botsuana, fueron otros por todo el mundo los que adoraron y alabaron como creadores a figuras reptiles, como los Chitauri, de los cuales los Zulúes explican que vinieron hace varios cientos de años del cielo, en lo que interpretan como grandes naves que escupían fuego, y en una época en la que el ser humano se comunicaba mediante la telepatía.

Estos Chitauri, entre otras destrezas, dotaron al ser humano del lenguaje, y de esto se podría decir que es una analogía de que los Chitauri ayudaron a evolucionar a los homínidos que habitaban la tierra hasta lo que somos hoy día, teoría que como veremos se irá repitiendo durante todo el programa.

Aparte de enseñar el lenguaje estos dioses llegados del cielo, impusieron a los humanos unas normas de sumisión, según las cuales había una serie de personas, que por razón de cuna, formarían parte de la realeza por los siglos de los siglos.

Así pues, al poco de llegar quedó claro que lo que querían los Chitauri, auténticos hombres lagartodictadores, era dominar la tierra.