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NOVELAS DE AGATHA CHRISTIE
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NATALIE

NATALIE 3k4fy

13/6/2025 · 01:17:51
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NOVELAS DE AGATHA CHRISTIE

Descripción de NATALIE 1u234z

"Una historia de amor que comienza como un simple romance de verano, alegre y pasajero, se convierte para el protagonista de este relato en la tragedia de toda su vida. ¿Quién y qué es Nataly, un verdadero amor o una simple ilusión?" 3p712i

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Nathalie, 1941, Iván Bunin, traductor, primero, en aquel verano me puse por primera vez el gorro de estudiante y experimenté aquella felicidad especial del inicio de la libertad que es capaz de sentir únicamente un hombre joven y lleno de vida.

Me había criado en el seno de una familia de nobleza rural, en un ambiente virtuoso y muy estricto, y aunque soñaba con encontrar el amor de mi vida, con toda la pasión de la juventud, aún era virgen tanto del cuerpo como del alma.

Me sonrojaba cuando oía las conversaciones demasiado frívolas de mis compañeros, y ellos, a su vez, fruncían el ceño y se burlaban de mí.

«Deberías meterte de monje», me xersquí.

Sin embargo, en aquel verano ya no me sonrojaría.

Al llegar a casa para las vacaciones, decidí ser como todos, acabar con mi inocencia y buscar una aventura amorosa sin el menor atisbo romántico.

Para encontrarla, y también para mostrar al mundo entero mi gorra estudiantil con la banda azul, comencé a visitar las fincas cercanas donde vivían numerosos amigos y parientes de nuestra familia.

Fue así como llegué a la finca de mi tío materno, el retirado hulano Sher Kazob.

Era viudo desde hacía tiempo, y tenía una única hija, mi prima Sonia.

Llegué con retraso, así que fui recibido únicamente por Sonia.

Cuando bajé del carruaje y entré en el oscuro vestíbulo, ella salió a mi encuentro, vestida con una bata nocturna de franela y con una vela en su mano izquierda.

Me permitió darle un beso en la mejilla y dijo con su habitual tono burlón, «He aquí el joven que siempre llega tarde».

Esta vez no es mi culpa, contesté.

No fue el joven el que llegó tarde, sino el tren.

«Por favor, no hables tan duro.

Todos duermen.

Toda la tarde te esperaron con impaciencia, pero finalmente se rindieron.

Papá se fue a la cama enfadado, te llamó cabeza de chorlito, y a Jefren, el criado enviado a la estación para recogerte, lo tildó de viejo tonto.

Nathalie se retiró enojada.

Los sirvientes también se fueron a dormir, así que me quedé sola, paciente y fiel.

Bueno, quítate el abrigo y vamos a cenar».

Le contesté mientras contemplaba con iración no oculta sus ojos azules y el brazo con la vela alzada, desnudo hasta el hombro.

«Gracias, mi fiel amiga.

Tu lealtad me complace ahora más que nunca, pues te convertiste en una auténtica belleza, y yo tengo contigo planes muy serios.

Tus brazos, tu cuello, y esta bata tuya tan suave y seductora, bajo la cual seguramente no llevas nada».

Ella se rió.

«Casi nada.

Veo que tú también has cambiado, pues te ves ahora mucho más maduro.

Esta mirada alegre y este bigote negro un tanto vulgar.

¿Qué te ha pasado, primo? La última vez que te vi fue hace casi dos años, y en aquel entonces no eras más que un chiquillo tímido que se ruborizaba cada instante.

En cambio ahora te has convertido en un joven interesante y atrevido.

Espero que aquel cambio nos traiga innumerables delicias amorosas, hablando con el lenguaje de nuestras abuelas, a pesar de la presencia de Natalie, pues mañana mismo terminarás enamorado de ella de por vida.

—¿Y quién es aquella misteriosa Natalie? —pregunté al entrar detrás de mi prima, en el comedor alumbrado con una lámpara colgante y las ventanas abiertas hacia la cálida y oscura noche de verano.

—Es Natalia Stankiewicz, mi antigua compañera del gimnasio, que vino a pasar una temporada con nosotros.

A diferencia de mí, ella sí es una belleza de verdad.

Imagínate una carita encantadora, el cabello de oro y unos magníficos ojos negros, unos auténticos soles negros, como en la antigua poesía persa.

Sus pestañas son, por supuesto, también grandes y negras, y su piel es de un maravilloso tono dorado en la cara, en los hombros y en todas partes.

—¿Cuáles partes? —curioseé, irado cada vez más por el tono de nuestra conversación.

Podrás verlas mañana.

Nosotras vamos a nadar hasta la tarde.

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