
Descripción de ITSAS_TANTAK_2025_05_11 59296w
¡Vuelve a embarcarse Juanmari Rekalde! hoy nos relata la desdichada existencia del vapor Carranza, que sufrió accidentes periódicos hasta el final de sus días. Desde Nueva Zelanda, el velero MAVERICK se prepara para continuar su vuelta al Mundo. Pero en su estela quedan ya miles de millas y muchas aventuras. Le pedimos a su patrón y armador que se vuelva a embarcar con nosotros para contarnos alguna de sus experiencias por los mares que ha navegado. El Pacific, el velero de Javi Larrañaga, se encuentra navegando por los lugares más exóticos y míticos con los que sueña cualquier patrón. Desde Huahine, habiendo zarpado de Bora Bora y haciendo rumbo a Tahiti, Javi nos pone los dientes largos con el relato de esta singladura. 6x2c5u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Itxas Tantak, espacio patrocinado por la Diputación Foral de Vizcaya.
Diputación Foral de Vizcaya.
Vizcaya, denunciad.
Y ahora, en Onda Vasca, Itxas Tantak.
120 minutos para calarse los auriculares y sentir cómo nuestros pies se balancean al borde de un acantilado mientras voces amigas nos acercan el ruido de las olas.
Comienza la travesía.
Al habla, el capitán Eduard Aujo.
Gabón, bienvenidos a Itxas Tantak.
Arrancamos nuestra singladura semanal de 120 minutos por mares y océanos.
Océanos de incertidumbre, ¿verdad? Hablamos aquí muchas veces de la rutina, de cómo nos hacemos a la mar, precisamente para evitar la rutina de tierra que nos ahoga, que nos constriñe, que nos aliena a veces.
Y lo hacemos buscando una rutina que creemos más humana.
Aunque la mar nos haga sufrir muchas veces, aunque nos ponga en aprietos y nos obligue a darlo todo, a dar lo mejor de nosotros mismos, quizá por eso nos guste, ¿no? Porque es una rutina, es la mar una jueza implacable, pero es justa, al fin y al cabo, porque ni nos miente ni hace diferencias, nos trata a todos igual.
Seamos ricos y poderosos o pobres y humildes de un género o de otro, de una nacionalidad o de otra.
Por eso, últimamente, yo creo que las cosas en tierra están todavía más agitadas que en una buena tormenta, en un buen temporal, en la mar.
Así que si la mar ha sido siempre el refugio de algunos seres humanos con inquietudes por el salitre, pues yo creo que ahora lo es más.
Y perdone esta reflexión, después de un paréntesis entre vacaciones, puentes, cortocircuitos y todo tipo de sucesos, sonríe por ahí Juan Mari Recalde, al que echábamos de menos también, Juan Mari.
Gabón, ¿qué tal estás? Gabón, es que el cortocircuito me ha hecho gracias.
Luego haré un pequeño comentario del cortocircuito de lunes.
Ah, sí, ¿de dónde te pilló? Pues fíjate, yo salía del archivo de Bilbao, embarqué en el metro hacia Portugalete, y justo en Deusto se para el metro justo en la estación.
Y nos dicen que tienen que abandonar la estación, el metro y la estación.
Y salgo y no sabía que había un apagón ni que había nada.
No os dio una explicación.
No, no, no, no. No nos dijeron nada.
Fuera, a todos fuera, y no sabíais por qué.
El tren, o sea, el vagón y la estación.
Y salimos y claro, yo ya vi mucha gente en las paradas de autobuses, porque seguramente había salido ya de otras estaciones.
Y allí me enteré que parece que hay un apagón, está todo apagado, que esto, que lo otro.
Pues mira, yo la primera, vi las paradas de autobuses llenas de gente y lo primero que hice fue coger y poner rumbo a las arenas, me fui andando a las arenas, lo más acertado, ir andando.
Y me vine andando.
Hoy, como voy a hablar, voy a adelantar un poco de un naufragio de un barco, y lo que era la gente de la costa donde naufragaban esos barcos, cómo se reunía la gente y lo que hacía por ayudar a esos náufragos, que arriesgaban muchas veces su vida por ayudar a esos náufragos, vi una cosa que me llamó muchísimo la atención.
El lunes.
Han dicho de la solidaridad de la gente y tal.
Desde Deusto a las arenas, por todas las paradas de autobuses que pasé, había cantidad de gente, los autobuses no paraban, la gente haciendo autostop, que hacía mil años que no se veía eso, vi pasar 100.000 coches con una persona solo al volante, sin nadie, y no vi a ninguno parar.
¿Qué dices? En ninguna parada, no vi a ninguno parar.
Había gente mayor, había jóvenes que habían salido del colegio, porque fue a la una y pico de mediodía, y gente que había salido del colegio y tenía el cuaderno, y pusieron en el cuaderno, por ejemplo, voy a Algorta, o voy a las arenas...
Y nadie paraba, ¿eh? Y no vi parar por todas las paradas que pasé, vi cantidad de gente haciendo dedo y con carteles, y no vi parar en ninguna estación a nadie.
Pues muy, muy mal.
Eso en la mar no nos pasa.
En la mar, si vemos a un compañero que nos hace señales, por lo menos nos acercamos a ver qué necesita.
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