"En tu voz me encuentro" 2m1s3m

"En tu voz me encuentro" es una canción nacida de la experiencia de saberse conocido, amado y protegido por Cristo Buen Pastor, tal como nos lo recuerda el evangelio de San Juan 10, 27-30: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen… y nadie las arrebatará de mi mano.” Vivimos en un mundo lleno de ruido, de voces que confunden, que arrastran al desánimo o a caminos sin salida. Esta canción nos invita a volver a afinar el oído interior y a reconocer la voz de Aquel que no nos juzga, sino que nos llama por nuestro nombre y nos asegura que estamos a salvo en sus manos. Es un canto que ofrece paz a los corazones inquietos, descanso a los cansados, y fortaleza a quienes están luchando con sus sombras. Una canción especialmente significativa para los que han sentido que su vida se rompe, que han perdido el rumbo o que cargan con el peso de sus errores… Porque la voz de Jesús no condena, sino que levanta y restaura. Su voz es la certeza de que nunca estamos solos, de que podemos volver a empezar y de que, aunque estemos caídos, Él no dejará que nadie nos arrebate de su amor. Escúchala como una oración. Déjate encontrar en su voz. Y cuando no puedas más… recuerda: “En tu voz me encuentro, en tus manos vivo… nadie me arrebatará de tu amor.” © Miguel Ángel Morán Manzano - Todos los derechos reservados. Este contenido está registrado en la plataforma Mureka bajo un código de copyright, no se permite su redistribución sin autorización. LETRA: "En tu voz me encuentro" Entre tantas voces que me quieren confundir, entre mil caminos que me alejan de Ti, hoy escucho clara tu palabra de bondad, me llamas por mi nombre, me vuelves a buscar. En tu voz me encuentro, en tus manos vivo, nadie me arrebata del amor divino. Tú me conoces, tú me sostienes, y en tu voz de vida mi alma se mantiene. Aunque ande a oscuras, no me perderé, porque tu mirada me levanta en mi caer. Tu promesa es firme, tu palabra es paz, mi refugio eterno, mi seguridad. En tu voz me encuentro, en tus manos vivo, nadie me arrebata del amor divino. Tú me conoces, tú me sostienes, y en tu voz de vida mi alma se mantiene. Y aunque el mundo grite más, mi corazón contigo va. Tú y el Padre, sois mi vida… ¡Nunca más quiero escapar! En tu voz me encuentro, en tus manos vivo, nadie me arrebata del amor divino. Sí, te sigo, Cristo, mi Pastor y guía, en tus manos fuertes descansa mi vida. Mis pasos ya no temen… en tu voz… me encuentro. 3y4q3c