El desbarre episcopal español no cesa 82um

Bienvenidos, esto es El Español Digital, la verdad sin complejos, nuestro programa La Lupa, yo soy Paco Vendala y seguimos hartos de nuestra jerarquía católica de nuestros obispos porque es que de verdad cada día peor, no hay día que no sepan hacerlo todavía peor, claro tan peor como ellos están. Aquí tenemos una importante fotografía, hay unos personajes muy conocidos y otros no tanto pero vamos a fijarnos en el obispo, el obispo pues es Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, vamos a fijarnos también por ejemplo ahí está Herrero de Miñón, para qué decir, está Roca Jullén, para qué decir y vamos a fijarnos también en este personaje, Pascual Sala, que fue altísimo magistrado, todos ellos jubilados y aquí está Carmen Calvo también.

Bueno, vamos a ver lo que ha pasado porque es que es otro escándalo más y es que es increíble de verdad, vamos a ver, increíble pero cierto porque ahí está la fotografía y peor aún a estas alturas. La fotografía corresponde al pasado miércoles 28 de mayo, la Fundación Pablo VI que preside Monseñor Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, entregó sus premios anuales que en esta ocasión pues recayeron en los que se han venido a llamar padres de la Constitución, en este caso se lo han entregado a los dos únicos que quedan vivos, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miguel Roca Jullén.

¿Por qué les han entregado este premio? Pues en reconocimiento, según dice el jurado y el obispo que pertenece, no solamente preside esa fundación, mejor que deje de presidirla sino que también preside el jurado, en reconocimiento dicen textualmente, voy a leerlo, al espíritu de encuentro y al diálogo que dio como resultado un sólido y estable papel en la construcción de una España próspera, democrática, libre y plural.

Desde luego no caben más sandeces en tan pocas palabras, lo ocurrido, la entrega de este premio, el conceder este premio a estos dos personajes, para mí es una muestra más y ya van, bueno pues ni se sabe, de lo enferma y putrefacta que está nuestra jerarquía episcopal y con ella pues la mayoría del clero, salvo, sin pequer decirlo, escasas y honrosas excepciones que confirman la regla dicha.

Esto confirma, a mi modo de ver, ese desbarre que caracteriza a nuestra jerarquía eclesiástica, su mediocridad, su sometimiento a lo mundano, su cobardía, la traición a su función única y principal, formando todo ello un conjunto que explica, por lo menos para mí, por qué la iglesia ha dejado de ser, hace mucho además, hace décadas, referencia y conciencia del mundo y ha perdido esa autoritas que siempre tuvo, que siempre la caracterizó y que debería seguir haciéndolo pero que no lo hace.

Negar la evidencia de que lo mal que estamos y peor que vamos a estar si no lo remediamos, tiene su origen institucional en el 6 de diciembre de 1978 con la aprobación de la actual constitución aunque la cosa venía de antes, pues es de idiotas, no se puede ni se debe otorgar el beneficio de la duda o el del desbarío mental, porque no están locos en principio, a ciertos personajes, en concreto a estos que tenemos ahí.

Tener ante los ojos día a día las pruebas y empecinarse en no querer verlas y además negarlas, pues desacredita a quienes así proceden desautorizándoles para siempre, creo yo. Máxime, cuando el proceso de descomposición, de práctico suicidio de España se acelera cada día más, va increchendo. De ahí que, pues yo creo que solamente podemos concluir que Monseñor Ginés García o Hispodegetafe es un cínico y un hipócrita redomado y vamos a justificar lo que hemos dicho. A la vista de cualquiera que lo quiera ver, eso sí, está claro que en la España constitucional de 1978, la de la traición.