Código humano 4k1q45

Hola, bienvenidos a Loop Infinito, el podcast diario de Pelesfera sobre Apple y su ecosistema.

Yo soy Javier Lacorte. Empezamos.

En unas horas dentro de nada va a comenzar la WWDC 2025, la conferencia de desarrolladores de Apple. Y por primera vez en muchísimo tiempo, Apple va a subir al escenario sin la confianza habitual. Y esta va a ser seguramente la conferencia de desarrolladores, ya digo, más complicada para Apple en mucho tiempo.

Antes de adentrarnos un poco en eso, que tampoco quiero poner una catástrofe, ni mucho menos, quiero hablaros de algo que John Borges de MacStories escribió hace ya unos días y me parece especialmente relevante hoy, y de hecho lo reserve para publicar hoy unos comentarios respecto a lo que él publicó.

Este hombre lleva asistiendo a la conferencia de desarrolladores desde 2013 y ha publicado una reflexión sobre el futuro del desarrollo, y concretamente de los desarrolladores más que del desarrollo, frente a la inteligencia artificial, que me ha hecho pensar un poquito.

Escribe sobre una cosa que estamos perdiendo de vista ante tanto ruido y expectativas, y es que las mejores aplicaciones siguen siendo las que tienen personas detrás que se preocupan de verdad por cada detalle. Y es una reflexión que lógicamente llega en un momento muy concreto, porque Apple va a presentar ante los desarrolladores lo que tiene en marcha para el próximo año, después de un año de algunas promesas incumplidas.

Porque hace 12 meses, en la conferencia del 24, prometieron una revolución con Apple Intelligence y una nueva Siri, y mostraron vídeos brutales donde la AI entendía el contexto personal, anticipaba necesidades y todo esto. Era el futuro y Apple nos lo iba a poner en la palma de la mano, pero eso no ha ocurrido exactamente así.

Todo ese tiempo después, las mejores funciones prácticamente fueron sigilosamente pospuestas, luego algunas indefinidamente aplazadas, y el anuncio llegó con la discreción habitual de quien no quiere hacer mucho ruido porque sabe que detrás de eso hay un fracaso. Esta nueva Siri que iba a cambiarlo todo fue un espejismo, y mientras tanto, CGPT, Cloud, Gemini siguen evolucionando, pero no cerca de Apple Intelligence, sino en otra liga muy diferente. Y la AI de Apple al final se queda en anécdota. Y es en este contexto donde las palabras de Borges cobran aún más relevancia.

Él dice una cosa que me parece muy acertada. Dice que no cree que la AI vaya a reemplazar a los desarrolladores independientes, y tiene un punto su argumento bastante sólido, especialmente después de ver cómo Apple se ha tropezado con sus promesas en torno a la AI. Lo que separa una gran aplicación del montonazo de mediocridad que inunda el App Store no es la eficiencia técnica, no son las capacidades de IA más avanzadas, es el cuidado humano que alguien ha puesto en ella. Y él dice que todavía no ha visto ninguna aplicación generada por IA que se acerque ni remotamente a esa calidad, y además después del año que ha tenido Apple Intelligence, su escepticismo parece aún más justificado.

Pensad en esas aplicaciones que abrís de verdad y usáis de verdad cada día, las que están en vuestra pantalla principal, las que abrís casi sin pensar seguramente, no son las más avanzadas técnicamente, ni las que presumen tener la IA más sofisticada, al margen de esa GPT lógicamente, son las que alguien diseñó entendiendo exactamente cómo trabajamos, cómo pensamos y qué necesitamos.

Por ejemplo, para no tirar mucho para casa, Fantastical, que es una que yo no estoy usando ahora. Sus desarrolladores durante años se obsesionaron con hacer que añadir un evento fuera algo completamente natural, y no porque fuera técnicamente muy complejo, sino porque tendían esa frustración de bregar contra un interfaz torpe cuando lo único que quieres es apuntar algo rápido y asignarle un bloque temporal.

Y esa obsesión por el detalle viene de haber vivido el problema en primera persona. Otro ejemplo, Reader con dos es, que también os hablé en específico de esa aplicación hace un tiempo.

Esa aplicación podía hacer exactamente lo mismo con una interfaz genérica, porque al final es un lector de feeds ahora más vitaminado, pero esencialmente sigue siendo eso. Pero alguien, concretamente Silvio Ricci, su desarrollador, se preocupó y mucho de cada animación, de cada gesto, de cada transición, porque entendía que esa experiencia de lectura es también algo íntimo y algo personal. Y este hombre de hecho pasó años perfeccionando cada aspecto porque él mismo es un lector voraz de feeds RSS. Estos desarrolladores no estaban resolviendo un problema técnico súper abstracto, sino que estaban resolviendo problemas humanos que habían sufrido ellos mismos personalmente.

Y ninguna IA, por muy avanzada que sea, al menos a día de hoy, puede replicar esa experiencia vivida. Y ahí está la clave que muchos pasan por alto cuando ven el futuro de la IA en el desarrollo de software. La tecnología puede generar código, por supuesto. Puede crear interfaces, por supuesto. Puede incluso imitar patrones de diseño que han tenido éxito, pero no puede, insisto, a día de hoy, y a corto plazo parece que tampoco, vivir esa experiencia de usar una aplicación mal diseñada durante meses hasta hartarse y ponerse a buscar sus propias soluciones.

No puede sentir esa frustración de, me he perdido un éxito importante porque la interfaz era confusa.

No puede experimentar la satisfacción de un gesto perfectamente calibrado o la molestia de una animación que dura medio segundo más de lo necesario. Esos detalles. Y esto creo que en el ecosistema apelaría a la tecnología.