
El cierre de Iker: Me gusta la gente fantasiosa 3s6k1h
Descripción de El cierre de Iker: Me gusta la gente fantasiosa 284a4o
Iker Jiménez ha contado en alguna ocasión que a veces es incapaz de distinguir entre las cuestiones oníricas y la realidad. Echando la vista atrás, no sabe si los recuerdos que guarda en su mente de temas concretos han sido recreados por su mente infantil o tal vez ocurrieron de verdad. Al hilo de esto, Iker cuenta que tiene un recuerdo de cuando era pequeño, de estar junto a sus padres en el campo y ver una figura: “Estoy seguro de que es una imaginación mía. Pero eso no sé si es verdad o no. No creo que fuese una visión directa y real”. Se pregunta si sería una especia de antesala a lo que vendría después como comunicador del misterio. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/7162 59j73
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Alguna vez les he contado, aquí mismo, que yo a veces no distinguía entre cuestión onírica y realidad, con el paso del tiempo y la memoria. Hemos hablado un poco de eso con Javier Sierra. No precisamente en los temas de misterios, sino episodios que si voy muy atrás no lograría yo saber si han sido recreados por mi mente infantil, sobre todo, o ocurrieron de verdad, incluso más adelante en el tiempo. ¡Qué cosa más rara! Y quizá les pase a ustedes.
Y en algún preciso instante dices, ¿de verdad no apostaría mi mano a que esto es un sueño, o parte es un sueño, o es verdad? Y hace poco los doctores Lobeches y Alonso nos hablaban de cómo había una especie de caja mágica, desde que somos bebés, donde quedaban una mezcla de realidades que a veces el sueño transporta hacia nosotros con una verdad profunda. Y me ha impactado mucho, lo ha contado Javier Sierra, y cómo lo ha contado. Yo no las tenía todas conmigo, sinceramente. Digo, esto es como algo muy muy profundo, tan profundo que mi amigo no me lo ha contado en treinta y pico años.
Yo conocí a Javier Sierra en 1990 a final de una tarde de otoño en la calle Belén número 15, donde estaba la Sociedad Española para la Psicología, donde mi colega Lorenzo y yo, con 17 años, íbamos a sacarnos el carnet del que estábamos tan orgullosos y que aún guardamos. Y ahí apareció Enrique de Vicente, cayéndose los libros y los folios, y exactamente como ustedes lo conocen ahora, ahí apareció Enrique. Junto a él, como lugar teniente o ayudante, un Javier Sierra inverbe, que tampoco hablamos mucho en esa ocasión, pero fue el primer encuentro.
Y luego, sobre todo a partir del 93, trabajando juntos prácticamente en Onda Madrid, pues ya hemos hecho una amistad que nunca se ha apartado, vamos, ni un milímetro, y siempre con respeto mutuo. Y por eso mismo, y con mucha amistad fraternal, digo, Javier, ¿esto cómo no lo has contado? Y créanme, conozco perfectamente a Javier Sierra, no es una argucia literaria, no es... Y luego la sorpresa de Slava Galán, el forastero misterioso.
¡Guau! Me ha dado sincera envidia. Me gustaría haber visto una figura de estas, claro, me gustaría haber visto... Y luego, cuando yo he visto algunas luces cercanas, menudo terror. Entonces, oiga, tenía yo un recuerdo, decía Javier, eso sí, de tres, cuatro años, con mis padres en el campo, que era eso que se hacía, imagino que se hacía, se seguirá haciendo. Pero era muy del norte, por lo menos, en Álava, no lo sé, de ir al campo a dar un paseo con tus padres y tal, y a ver una figura, pero yo estoy seguro que eso es una imaginación mía. Claro, la imaginación es verdad, eso ya no lo sé, pero una especie de recuerdo onírico, traspapelado, cuando ya te enteras un poco de estos temas. No creo que fuese una visión directa y real, pero vaya usted a saber.
No, no, la de Javier sí que es real, y la de Slava Galán sí que es real. Y me quedo de piedra. ¿Qué significará? ¿Es como un emisario que de alguna manera abre las puertas de la percepción de estas personas que van a dedicar su vida luego a hechizar a otros? Pues no lo sé, no tengo ni idea. Yo sólo sé que viendo mis libros y mis cosas, es un calco de lo que hacía Javier, Javier mucho más ordenado y perfecto para la imprenta, yo todo lo contrario, pero ¿de dónde viene eso? Nos lo hemos preguntado muchas veces, no era un hobby, no era un hobby. Yo ya sabía que para otros era un hobby, pero para nosotros no era un hobby. Estar yo aquí, 40 años después de esos acontecimientos, yo sé que no era un hobby.
Era que tu vida iba a ir, aunque hagas muchas otras cosas y te gusten otras muchas cosas, como enfocada a esta cosa mágica del misterio, que nos producía una emoción diferente. ¿Y de dónde viene esa emoción? No lo sé. Muchas veces los prejuicios son muy malos. Ha mencionado Javier Sierra a Millás, y yo por algún motivo, como seguro les pasa a ustedes, y conozco autores, digo, que no, que paso, que no, me voy a meter yo aquí un tocho de... Me pasa, eso es muy malo. Y yo lo reconozco. Y a veces cómo se vertebran las cosas mágicas para que tú... Y yo iba a hacer ese comentario hoy sobre cómo me ha impactado una novela, claro, por llamarlo novela, son más bien como pensamientos de Millás que, repito, no tengo el gusto de conocerla.
Alguna vez creo que hemos coincidido en la serie y demás, pero no sabía yo que tenía esta capacidad, esta facultad de hablar con la cabeza de la fantasía. Lo dice de tal manera que a mí me impactó muchísimo, como me impactó hace unos días el Eternauta, de la Níquer, te impacta todo. Sí, posiblemente sí. Es una forma de vivir la imaginación de la niñez, que todo te impacte y que sea verdad. A mí eso me parece una bendición. Lo siento, a lo mejor soy muy narcisista, pero a mí me parece una bendición que todo te siga asombrando y impactando de verdad, no por hacer un programa, no por... Me sigue impactando. Empiezo a leer a Millás y cuenta él como de niño, nota que le sale como un grano, entiéndanme, y plop.
Comentarios de El cierre de Iker: Me gusta la gente fantasiosa 9713f