
Descripción de CAPITULO 19 2q4k44
Esta novela aborda desde una nueva perspectiva la figura de María Estuardo (1542-1587), reina de Escocia. Hija única de Jacobo V de Escocia y de su esposa de origen francés, María de Guisa, María Estuardo alcanzó el trono siendo una niña. Con la oposición de Enrique VIII, fue enviada a Francia para su formación. De regreso en Escocia, no sólo tuvo que soportar los recelos de sus compatriotas, sino también los de su prima Isabel I, que acababa de alcanzar el trono inglés. Como asada y católica, jamás obtuvo el beneplácito de una Escocia que se encontraba en plena reforma protestante. Margaret George aporta el contrapunto a la imagen distorsionada que ofrecieron tanto los seguidores como los detractores de María Estuardo, profundizando en el aspecto humano de la reina escocesa. 675z6l
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Diecinueve el picante y salado viento marino asaltaba las curtidas mejillas de gilbert gifford mientras éste permanecía de pie junto a la borda del bajel mercante surcando el embravecido mar que separaba francia de inglaterra el barco cabeceaba al entrar y salir de los senos de las olas y pocos eran los pasajeros que no estaban mareados pero gifford siempre había presumido de tener el estómago de un tritón era capaz de comer alimentos contaminados y beber cerveza fuerte sin sufrir la menor molestia era una bendición de dios pensó el renegado católico o han sido tantas las bendiciones de dios se dijo la primera y más importante su estirpe una antigua y honrada familia católica del condado de stafford sus parientes su escurridizo hermano george y su fiero tío william todos ellos activos del grupo permanente de exiliados que habían sentado sus reales en parís y vivía en el febril sueño de conducir de nuevo inglaterra la verdadera fe si convenía que un hombre tuviera una misión que cumplir por descabellada que está afuera el gilbert se había pasado la vida coqueteando con la verdadera fe qué prueba tan dura sentirse a la vez llamado y no llamado al final había sido ordenado diácono en reims después de un viaje a roma pero las vestiduras clericales le venían pequeñas entretanto su tío william se había enredado en la desagradable disputa entre los clérigos regulares y los jesuitas todos ellos empeñados en salvar inglaterra gilbert se había dirigido a parís y había ofrecido sus servicios a los clérigos regulares de allí que revoloteaban alrededor de la pequeña embajada de la reina de escocia como abejas en torno a un pastel todo era un hervidero de conspiraciones y planes de vasto alcance no había tardado en ganarse el favor de thomas morgan el experto en claves del embajador y de su ayudante charles spaghetti resultó que era una vida fabulosa mucho más satisfactoria que rezar y esto constituía otra bendición haber encontrado un trabajo que le gustaba vaya si le gustaba las claves los murmullos el dinero introducido en secreto el peligro el pobre y viejo morgan había sufrido un contratiempo un tal doctor par ya había sido aprisa dado antes de conseguir su propósito de matar a la reina isabel y ahora morgan languidecía en la cárcel de la bastilla sin embargo su encierro no era muy duro y desde allí seguía dirigiendo las conspiraciones sin apenas solución de continuidad las conspiraciones debían de ser algo que le entraba uno en la sangre la vida se volvía aburrida sin ellas incluso el propio gilbert llevado por la emoción del momento había jurado participar en la conspiración para asesinar a isabel junto con su tío y un soldado que curiosamente se llamaba savage salvaje pero la conspiración había fallado thomas morgan estaba firmemente convencido de que había que rescatar a la reina maría de escocia y católica nuevamente inglaterra ahora gilbert era portador de unas cartas de morgana maría en las que aquel respondía de la seguridad del mensajero en un intento de reabrir sus vías de comunicación maría se había pasado varios meses incomunicada desde que la encomendaron a la custodia de su nuevo carcelero paulette no obstante debía de av ver algún medio de esquivar las severas medidas de seguridad que éste había establecido los católicos de la zona encontrarían alguno en los conocía desde que era niño y ellos le tenían confianza serían unos meses emocionantes hasta que se hartaron de la situación se alegraba de no haberse ordenado sacerdote ahora que el hecho de que un cura pusiera los pies en inglaterra se consideraba delito de traición si la guerra empezaba a caldearse incluso la tolerante isabel había dictado severas medidas para proteger la religión nacional tenía el especial empeño en que inglaterra volviera a ser católica lo deseaba con sinceridad desde lo más hondo de su ser se hizo la pregunta mientras se agarraba a la borda y cabalgaba sobre el mar como un hombre a lomos de un caballo encabritado bueno sería agradable regresar a las antiguas costumbres pero a ti te interesa de verdad se preguntó te importa que el canto llano se entone en el altar en latino en inglés y más concretamente te interesa que se celebre la cena del señor o bien la eucaristía qué piensas de todo esto no lo sé sé contestó pero me gusta trabajar en favor de una causa resulta más emocionante que remendar zapatos o cuidar enfermos divisó a lo lejos la costa de inglaterra ya no tardarían mucho en llegar el barco había fondeado en rey griega e un pequeño puerto de sussex para rehuir dover allí los bajíos eran muy peligrosos y a menudo se formaban bancos de arena y corrientes ocultas pero ellos habían desembarcado sin dificultad y ahora gilbert recogía sus efectos personales y bajaba a tierra rebosante
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