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A voces (Todos oímos voces... elige cuales)
6.- La regenta

6.- La regenta w415c

8/10/2023 · 01:12:39
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A voces (Todos oímos voces... elige cuales)

Descripción de 6.- La regenta 4e4z4k

Retomo (un par de años después) la lectura de la regenta. Aquí va el final del capítulo 5 y el 6 completo. Gracias por vuestra escucha, siempre. 1u6n46

Lee el podcast de 6.- La regenta

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La regenta audio seis fuera de estas defensas relativas de la marquesa era unánime la opinión la literata era un absurdo viviente tenían razón en este punto aquellos necios llegó a pensaran no escribiría más pero ella se vengaba de las burlas despreciando las y desdeñando los obsequios de aquellos que su orgullo tenía por majaderos aristocráticos itía el culto que se tributaba a su hermosura pero como algunos hombres eminentes desvanecidos uno por uno despreciaba a los fieles que se prosternarse ante el ídolo para ella eran incompatibles el amor y cualquiera de aquellos nobles audaces antes cobardes ya ante su desdén supremo era demasiado crédula en cuanto se refería a las cosas vanas y repugnantes del mundo en que vivía para tales materias prefería las advertencias de doña anuncia al propio criterio al principio se le había figurado que ella con un poco de arte hubiera podido conquistar a cualquiera de aquellos nobles ricos que se divertían con todas y se casaban con la de mayor dote pero le pareció una indignidad asquerosa semejante idea ni una sola vez trató de ensayar sus recursos y prefirió creer a su tía aquellos aristócratas interesados no eran maridos posibles no eran maridos posibles se acostumbró a esta idea y miraba a sus amigos y parientes como a los figurines de las sastrerías en efecto los veía tan enclenques de espíritu que se le antojaban de papel marquilla los pollos de la aristocracia acabaron por confesar que ana era una excepción o calculaba más que sus mismas tías o era una virtud efectiva qué diablo alguna había de haber los seductores de la clase media que anhelaban siempre meter la cabeza en la aristocracia declararon lo mismo ana era invulnerable esperará algún príncipe ruso decía alvarito mesía que vivía entre plebeyos entre plebeyos y nobles alvarito no había dicho nunca a anita buenos ojos tienes eran dos orgullos paralelos se fue a madrid mesía a cepillar un poco el provincialismo dejaba ya en vetusta muchas víctimas de su buen talle y arte de enamorar pero los mayores estragos pensaba hacerlos a la vuelta la tarde en que álvaro tomó la diligencia ana había salido a paseo con sus tías por la carretera de madrid encontraron el coche álvaro las vio y saludó desde la berlina se encontraron los ojos de ana y de mesía se miraron como si hasta aquel momento nunca se hubieran visto bien buenos ojos pensó el tenorio no sabía yo a lo que saben hasta ahora y continuó esa será una de las primeras más de una hora fue viendo aquella nube de polvo que parecía de luz y en medio los ojos de la sobrina la sobrina también llevó a casa la imagen de don álvaro entre ceja y ceja y pensaba es era de los menos malos parecía más distinguido y no era pesado tenía cierta dignidad era comedido frío con elegancia el menos tonto sin duda el pesimismo la hizo repetir muchos días seguidos se ha ido el menos tonto pero al mes ya no se acordaba de don álvaro ni don álvaro de ana en cuanto llegó a madrid oh el convento el convento ese era su recurso más natural y decoroso el convento o el americano el confesor de anita ripa milán oyó la proposición de la joven como quien oye llover ta ta ta ta dijo en voz alta sin pensar que estaba en la iglesia hija mía las esposas de jesús no se hacen de tu maderita haz feliz a un cristiano que bien puedes y déjate de vocaciones improvisadas la culpa la tiene el romanticismo con sus dramas escandalosos de monjitas que se escapan en brazos de trovadores con plumero y capitanes de forajidos has de saber anita mía que yo tengo para ti un novio paisano mío vuélvete a casa que allá iré yo y te hablaré del asunto aquí sería una pro fonación el candidato de ripa milán de ripa milán era un magistrado natural de zaragoza joven para oidor y algo maduro aunque no mucho para novio tenía entonces la señorita doña ana ozores diecinueve años y el señor don víctor quintanar pasaba de los cuarenta pero estaba muy bien conservado ana suplicó

Comentarios de 6.- La regenta 181ta

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