#303 La amante del demonio de Elisabeth Bowen 5hb1x

Hacia el ocaso de aquel día que había pasado en londres la señora trump se dirigió hacia su casa que tenía cerrada para recoger algunas cosas que deseaba llevarse unas eran de su propiedad otras de su familia que ahora vivía en el campo era un día de finales de agosto pesado y nuboso en aquel momento los árboles del paseo relucían iluminados por un amarillento sol de atardecer húmedo por entre las nubes bajas cargadas de tormenta asomaban retazos de chimeneas y parapetos en su calle familiar reinaba una atmósfera irreal un gato jugueteaba por aquellos lugares pero ninguna mirada humana observaba el regreso de la señora drop colocándose algunos paquetes bajo el brazo introdujo con lentitud la llave en una cerradura poco dispuesta a recibirla y tras darle una vuelta empujó la puerta con un golpe de rodilla un hálito muerto salió a su encuentro mientras la mujer penetraba en el interior la contraventana del ventanal que daba a la escalera estaba cerrada por lo que el vestíbulo se hallaba a oscuras pero una puerta permanecía entreabierta la señora drop la tufo y penetró por ella abriendo la ventana era una mujer prosaica pero entonces al mirar a su alrededor quedo más perpleja de lo que estimaba ser capaz tras las huellas de una larga experiencia de la vida viendo la mancha amarillenta sobre la repisa del mármol de la chimenea el anillo olvidado dentro de un vaso encima del escritorio la rasgadura en el papel que cubria la pared donde siempre golpeaba el pomo cada vez que la puerta se abría bruscamente el piano trasladado a un almacén dejo unas señales parecidas a arañazos sobre el parque aunque no había mucho polvo cada objeto estaba cubierto por una ligera película y como que la única ventilación procedía de la chimenea el salón entero había adquirido un olor peculiar la señora trump dejó sus paquetes encima del escritorio y salió de la habitación para dirigirse al piso alto los objetos que había ido a buscar se guardaban en un arcón del dormitorio estaba ansiosa por ver en qué estado se encontraba la casa el portero que cuidaba ella junto con otras personas de la vecindad estaba de vacaciones y sabía que ella no iba a volver aun en el mejor de los casos no vigilaría mucho y la mujer no estaba muy segura de fiarse de él había algunas resquebrajaduras en las paredes producidas por el último bombardeo y deseaba echarles un vistazo aunque no pudiera hacer nada un rayo de luz se filtraba por una rendija y cruzaba el vestíbulo se detuvo sorprendida ante la mesa que había en esta salita sobre esta había una carta para ella pensó primero que el conserje habría regresado pero aun así a quién se le ocurriría echar una carta en el buzón sabiendo que la casa estaba cerrada no era una circular ni una factura y la oficina de correos no enviaban al campo las cartas que se recibían destinadas a ella el conserje aun cuando hubiera regresado no podía saber que ella pasaría por londres aquel día su visita tenía el propósito de la sorpresa por lo que su negligencia en lo referente a aquella carta abandonada allí en medio del polvo la daba sorprendida tomó la carta que no tenía sello tal vez no era importante o si no tomó la carta y subió rápidamente escaleras arriba sin echarle siquiera una mirada hasta que llegó a la que había sido su habitación donde encendió la luz daba a los jardines por donde el sol se había ocultado las nubes se arremolinaban alrededor de los árboles y el césped sumidos casi en la oscuridad su aversión a mirar otra vez la carta nacía del hecho de que la atemorizaba el que alguien desdeñar a sus costumbres no obstante en la atención on que precede a la lluvia la leyó contenía unas pocas líneas bienvenidos a páginas oscuras el podcast que te sumergen relatos de misterio y suspense que te dejarán sin aliento en cada episodio exploraremos las