1919. Bernabé, el descubridor de hombres 3f3n61

Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Hoy celebramos la fiesta de San Bernabé Apóstol. Es uno de esos hombres santos, así lo dicen los hechos de los apóstoles, que hizo una gran labor en los primeros años del cristianismo, pero que pasará la historia por haber descubierto a dos hombres sobresalientes, a San Pablo y a San Marcos. Ya lo vimos un poco en la fiesta de San Marcos, pero hoy lo vamos a ver un poco más en profundidad.

San Bernabé, Bernabé, era, aunque se le llama siempre apóstol, y lo era, era un apóstol, no era de los doce apóstoles, pero realmente como San Pablo hizo un apóstolado impresionante en los primeros tiempos de la iglesia, como digo. Vamos a ver eso que es su mayor timbre de gloria, el haber descubierto a hombres sobresalientes. O sea, San Bernabé era un descubridor de hombres.

Cuando todos, entre los primeros cristianos, temían a Saulo, no era para menos, imaginaros, había sido como el cabecilla del apedreamiento del primer mártir cristiano, San Esteban. Luego había ido de un sitio a otro con tropas, pues para coger prisioneros a los cristianos y meterlos en la cárcel.

Bueno, pues cuando se convierte de golpe camino de Damasco, claro, los cristianos no se fiaban mucho porque le tenían miedo. Entonces dice Lucas que Bernabé, Bernabé le tomó y lo condujo a los apóstoles, a quienes contó cómo en el camino había visto al Señor, que le había hablado y cómo en Damasco había predicado valientemente el nombre de Jesús.

Intenta congraciar a Pablo con los apóstoles. Poco después, Pablo empieza a predicar y arma pues un gran bullicio, de tal manera que para evitar que lo maten, porque ya se ve que era un hombre impulsivo, pues lo tienen que mandar a Tarso, donde se dice en los hechos de los apóstoles que pasará cinco años. Pero Bernabé no se olvidó de aquel joven fogoso con tanta energía y decide desenterrar al apóstol de las gentes.

Marchó Bernabé a Tarso, dicen los hechos, para buscar a Saulo, lo encontró y lo condujo a Antioquía y estuvieron juntos en aquella iglesia un año entero y adoctrinaron a una gran muchedumbre. Bernabé era un hombre comprensivo, de Dios, tocado por el espíritu, que tenía ese don de consejo y que era capaz de ver lo bueno en los demás.

Por eso era un descubridor de valores, un descubridor de hombres. Otro tanto ocurrirá con Marcos, en este caso contra la opinión del propio San Pablo. Marcos era hijo de María, en cuya casa se reunían los cristianos y se dice en los hechos que Bernabé y Saulo volvieron a Jerusalén una vez cumplido su ministerio y se trajeron a Marcos para otra misión.

Pero el pobre Marcos, cuando llegaron a Chipre, en Salamina, él estaba como colaborador, pero poco a poco los ánimos de Marcos fueron flaqueando, no se sintió con ánimo para seguir a aquellos dos fogosos apóstoles, Pablo y Bernabé añoró su plácido hogar materno y se separó de ellos y volvió a Jerusalén, así lo dicen los hechos de los apóstoles.

Cuatro años más tarde, Pablo invita a Bernabé a repetir la correría apostólica, pero Marcos y la cerrazón de Pablo para llevarlo con él será motivo pues de un pequeño desencuentro entre Bernabé y Pablo que no consigan resolver y entonces dicen los hechos que Bernabé, como quería llevar consigo también a Marcos, Pablo en cambio consideraba que no debían llevarlo, se produjo como una discrepancia de tal modo que se separaron uno del otro.

Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó para Chipre mientras que Pablo eligió a Silas y partió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor.

Y a partir de aquí la figura de Bernabé va disminuyendo en el evangelio y va creciendo, en el evangelio no, en los hechos de los apóstoles y va creciendo