ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA ¿Cómo Funcionan y Qué Efectos Tienen? - Estudio Alejandría 685538

Un estado alterado de conciencia, ASC, por sus siglas en inglés, es una condición en la que nuestra mente funciona de manera distinta al estado habitual de vigilia. Este término se emplea para describir cambios en nuestra percepción, pensamiento y experiencia interna, que pueden surgir de forma espontánea o ser inducidos por diferentes factores. En la mayoría de los casos, estos estados son temporales y se presentan dentro de un marco delimitado de tiempo.

Los estados alterados de conciencia son formas distintas de experimentar la realidad, caracterizadas por sensaciones, pensamientos y percepciones que se apartan de nuestro estado habitual de vigilia. El psiquiatra Arnold Ludwig, en 1966, los definió como cualquier estado mental que se desvía de lo que consideramos normal en nuestro funcionamiento psicológico. Según él, estos estados pueden ser provocados por diferentes causas, ya sean fisiológicas, como el sueño o la fatiga, psicológicas, como la meditación o la hipnosis, o farmacológicas, como el uso de sustancias psicoactivas.

Además, Ludwig señala que un individuo puede darse cuenta de que está en una SC o, en algunos casos, puede ser evidente para quienes lo observan desde fuera. El psicólogo Charles Tartt, por su parte, se enfocó en la experiencia subjetiva de la persona que lo vive, es decir, en cómo el individuo siente y percibe el mundo en ese estado. G. William Faharding, otro experto en el tema, destacó que estos estados suelen ser temporales y reversibles, aunque en el momento en que ocurren, la persona puede no reconocerlos como tales.

En términos simples, un estado alterado de conciencia es una variación en la forma en que percibimos la realidad y experimentamos nuestra mente lo que nos hace sentir que estamos funcionando de manera distinta a lo habitual. Puede surgir de manera espontánea, como en los sueños o la insoniación, o inducida, como en la meditación, la hipnosis o el consumo de ciertas sustancias.

Existen muchas formas en las que podemos experimentar una SC. Algunas de las más comunes incluyen. Sueños y insoniaciones. Mientras dormimos, nuestra mente entra en estados donde la lógica y la percepción cambian radicalmente. Meditación y trance. A través de la meditación profunda o ciertas técnicas de respiración, es posible alterar el estado de conciencia y entrar en una sensación de calma o incluso de expansión de la mente. Hipnosis. Este estado, inducido por su gestión, puede llevar a cambios en la percepción, la memoria o incluso la sensación del tiempo. Estados inducidos por sustancias. Algunos fármacos y drogas psicoactivas pueden modificar la percepción, el pensamiento y la experiencia subjetiva.

Experiencias cercanas a la muerte. Muchas personas que han pasado por situaciones extremas describen sensaciones fuera de lo común, como la sensación de salir del cuerpo o ver una luz intensa. La conciencia humana es un fenómeno complejo y fascinante que no se limita a un único estado.

A lo largo del día, transitamos por distintos niveles de percepción y funcionamiento mental, desde la plena vigilia hasta el sueño profundo. Existen muchos otros estados en los que la conciencia se altera, ya sea de manera natural, inducida o patológica. Uno de los ejemplos más evidentes de la variabilidad en los estados de conciencia es la diferencia entre el estado de sueño y el estado de vigilia. Mientras que en la vigilia estamos plenamente atentos y conectados con el mundo exterior, el sueño nos sumerge en un universo interno, a menudo lleno de imágenes y sensaciones intensas, como ocurre en los sueños vívidos o los sueños lúcidos.

Las alteraciones en la conciencia pueden deberse a múltiples factores, que se dividen en dos grandes categorías, los internos y los externos. Por un lado, los factores internos incluyen fenómenos psicológicos y emocionales que pueden modificar nuestra percepción del mundo. El ensueño y la creatividad, por ejemplo, nos transportan a realidades subjetivas que pueden ser tan vívidas como la propia vigilia.

Las emociones también juegan un papel crucial, la alegría intensa, la ira desbordante, la tristeza profunda o el miedo extremo pueden provocar cambios significativos en nuestra manera de percibir y procesar la realidad. Por otro lado, los factores externos engloban técnicas y sustancias que pueden inducir estados alterados de conciencia. Métodos como la meditación, la respiración orotrópica o la hipnosis permiten acceder a niveles distintos de percepción y autoconciencia. Además, ciertas sustancias químicas, como las utilizadas en la anestesia general o en la meditación, pueden generar problemas psicológicos y emocionales.